DE MAÑANA. Cartografía y coordenadas




Necesitar la soledad, no significa darle la espalda al mundo. Un montón de caminos se abren entre una y otra alternativa. Por eso, tener claro el mapa y las coordenadas de lo emocional es fundamental.
Estés allá donde quieras estar, que haya hasta ti un sendero de ida y vuelta (débil,  de migas de pan o firme, con un trazado milimétrico) que permita y te permita saber y que te sepan.
Esta época en la que estamos a punto de entrar -no comercialmente, claro-  propicia  huidas  hacia espacios donde los que ya no están, por el motivo que sea, siguen teniendo voz, gesto y deseos y los que querríamos que estuvieran, toman un protagonismo excesivo. 
Nos resulta casi imposible luchar contra el recuerdo o negarse a visitar estos espacios futuros y privados que tienen mucho de infidelidad, de duelo abierto y sueños. Necesitamos tantas explicaciones, damos tantas vueltas a lo que puede o podrá  ser,  que perdemos de vista lo más importante: el aquí y el ahora.
Enredarse en conversaciones sin interlocutor tratando de parchear, justificar o fantasear es una inutilidad que la mayoría de las veces se nos deja un saldo negativo.
Aprender, eso sí es inteligente.
¿Me he perdido? No. Sé lo que quiero decir.
No seamos infieles y rácanos con nuestra atención y vivamos al cien por cien la emoción y la magia que se nos echa encima. El  aquí y el ahora es la mejor manera de vivir y no significa olvidar a nadie: significa cerrar etapas, intranquilidades, historias que no volverán o no van a suceder jamás.
Caminos de ida y vuelta por donde transite nuestra manada, nuestros verdaderos y únicos aliados, aquellos que no se merecen que andemos sintiendo en tiempo pasado o incluso en un huidizo e improbable futuro.
Aquí y ahora: dí, demuestra, haz, exige, habla, siente, añade, quita, vete, vuelve....
Queda dicho.
¡Buenos días, caminantes!

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